En el último año, el sector de estaciones de servicio ha experimentado un aumento significativo en los precios de los combustibles que ha superado ampliamente el ritmo de crecimiento de los salarios de los trabajadores. Este desequilibrio no solo afecta la capacidad adquisitiva de los empleados, sino que también impacta directamente en la operatividad y atenta contra la sostenibilidad del sector.

En el actual contexto económico, marcado por la necesidad de un ajuste salarial, el salario promedio en el sector ha experimentado un aumento del 200.4% en el último año, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Sin embargo, este incremento se empequeñece, contrastándolo con el aumento del 356.16% en el precio del litro de nafta súper en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta disparidad de 155.7 puntos porcentuales subraya una crisis en la capacidad de compra de los trabajadores, quienes ahora pueden adquirir 508 litros menos de nafta con un salario promedio que el año anterior, evidenciando la urgencia de revisar las escalas salariales para mitigar los efectos de la inflación y mantener el poder adquisitivo.

Si consideramos los valores registrados en la imagen donde un trabajador está actualizando precios y que en ese momento el precio de la nafta premium de YPF estaba a $386,9 por litro y a partir de mañana estará en aproximadamente $1292 pesos por litros, el porcentual de aumento en poco más de un semestre es del orden del 230 % 

Además, es crucial reconocer que el manejo de la inflación en el contexto económico actual no representa un logro sí mismo, sino que lleva a un amesetamiento que desemboca en “recesión”. Ese es el fenómeno que estamos comenzando a transitar y que la mayoría de los economistas serios coinciden en detectarlo como situación que afectará muy gravemente a los sectores más pobres y vulnerables de la cadena económica y social y que finalmente impactará en todos los sectores. La recesión puede conducir a la deflación y el estancamiento o depresión económica. Es lo que se viene, coinciden en anunciar todos.

Históricamente, la forma más efectiva de contrarrestar el enfriamiento de la economía siempre fue mediante la mejora de salarios, es decir la redistribución de ingresos, que no solo impulsa el consumo, sino que también reactiva las actividades en todos los sectores. Por tanto, ajustar los salarios en el sector de estaciones de servicio no solo es una cuestión de justicia laboral, sino una medida estratégica para reactivar la economía desde una de sus bases operativas más críticas.

Una escena recurrente, el cambio de los carteles de los precios de los combustibles, mientras los salarios los mantienen casi congelados. El gobierno nacional deliberadamente decidió no homologar las paritarias para así facilitarles a los empresarios que no paguen aumentos de sueldos que ellos mismos acordaron con SOESGYPE, en paritarias que no son libres. Desde esta semana de aplicarse un nuevo incremento de las combustibles de 8%  el precio de la nafta que en el cartel está a 386 pesos  (septiembre octubre de 2023) pasaría a costar $1.292

Impacto en las ventas y propuesta para la revisión salarial

La capacidad adquisitiva reducida de los trabajadores de todo el espectro económico del país y de todas las actividades, tiene un impacto directo en las ventas de combustibles, que han disminuido significativamente con una caída del 12.1% a nivel nacional. Esta reducción en las ventas puede atribuirse, en parte, a la disminución de la capacidad adquisitiva de los consumidores, incluidos los trabajadores del sector, quienes son menos capaces de afrontar los costos crecientes del combustible para sus desplazamientos. Al mismo tiempo vemos cómo crecen exponencialmente y a la inversa de sus salarios, el costo por servicios habituales y de extrema necesidad, como lo es el transporte público.

Ante esta realidad, proponemos una revisión salarial urgente para los trabajadores de las estaciones de servicio. Esta corrección no solo debería buscar equiparar el aumento de los salarios con el de los precios de los combustibles, sino también establecer un mecanismo de ajuste regular que considere las fluctuaciones futuras tanto de la inflación como de los precios del sector energético.

Convenios congelados

Hay una clara comprensión del contexto en el que nos movemos desde nuestro sindicato, los trabajadores de estaciones de servicios tenemos sueldos estancados, con aumentos que acordamos con el sector empresario, pero que el estado nacional se negó a homologar, dando lugar a que los empresarios no lo paguen.

Esa situación es clara y es una de las que duramente cuestionamos como organización sindical; aunque no dejamos de reconocer que las estaciones de servicio son pymes, que también se enfrentan a una serie de dificultades financieras exacerbadas por la liberalización de los precios y un aumento en sus costos operativos, como el incremento de las tarifas eléctricas que supera el 300%.

Estos aumentos en los costos fijos, junto con la caída del 20 % en las ventas, ilustra claramente la conexión entre los ingresos de los trabajadores y el consumo general.

Cuando los trabajadores disfrutan de mejores salarios, tienen más capacidad para consumir bienes y servicios, incluida la nafta, lo que a su vez puede ayudar a las estaciones de servicio a alcanzar con comodidad sus puntos de equilibrio. Este incremento en el consumo no solo beneficiaría a las estaciones de servicio, sino que estimularía la economía en su conjunto, pues incrementa la circulación de dinero y fomenta la estabilidad financiera de las pequeñas y medianas empresas.

Además, al mejorar los ingresos de los trabajadores, se puede contrarrestar la recesión en la actividad económica y el derrumbe del consumo causado por la baja del poder adquisitivo.

En un ciclo económico más saludable, los trabajadores pueden gastar más, lo que a su vez podría ayudar a mitigar las pérdidas en ventas que enfrentan las estaciones de servicio, proporcionando un impulso necesario no solo a este sector, sino a toda la economía local.

Por lo tanto, un ajuste salarial significativo no solo es una cuestión de equidad y necesidad frente a la inflación y el aumento de los costos de vida, sino también un motor crucial para reactivar el consumo y, por ende, la economía en general.

El ajuste salarial que reclamamos como SOESGyPE, es una necesidad urgente que debe ser abordada por todas las partes interesadas del sector, incluyendo operadores de estaciones de servicio, empresas petroleras y representantes gubernamentales.

Al garantizar que los salarios de los trabajadores reflejen adecuadamente los costos de vida y operación, podemos asegurar la continuidad de las operaciones y la estabilidad económica de los empleados que sostienen esta industria vital.

En última instancia, el fortalecimiento del poder adquisitivo de los trabajadores del sector no solo es fundamental para su bienestar, sino que es un motor clave para la reactivación económica, promoviendo un ciclo virtuoso de consumo y producción que beneficia a toda la sociedad.

Para el análisis de la situación económica actual y la necesidad de un ajuste salarial sustancial, se ha considerado información proveniente de diversas fuentes confiables y análisis detallados. Un ejemplo relevante es un artículo que aborda la creciente disparidad entre el aumento de los precios del combustible y los salarios.

El artículo, titulado “Disparidad: El combustible subió 156 % más que el salario”, publicado en el diario local Primera Edición, nos proporciona un contexto esencial y que subraya cómo los aumentos desproporcionados en costos esenciales, impactan negativamente en la capacidad de consumo y, por ende, en la economía en general.

La evidencia y los datos presentados en estudios como este son cruciales para entender la dinámica actual del mercado y cómo estas tendencias afectan tanto a las empresas como a los consumidores, lo que refuerza la argumentación a favor de un ajuste salarial que realmente compense a los trabajadores frente a estas realidades económicas adversas. Esta consideración contextual es fundamental para formular estrategias que no solo busquen equidad, sino que también propicien un entorno económico más robusto y equilibrado.